El ragù alla bolognese, más conocido como salsa boloñesa, es una preparación emblemática de la cocina italiana originaria de Bolonia, en la región de Emilia-Romaña.
Con raíces que se remontan al siglo XVIII, esta receta ha trascendido fronteras, convirtiéndose en una de las más representativas y reconocidas a nivel internacional dentro de la gastronomía europea.
Patrimonio culinario protegido
La importancia de la salsa boloñesa en su país de origen es tal que su receta oficial, así como el grosor del tagliatelle con el que se acompaña tradicionalmente, están registrados en la Cámara de Comercio de Bolonia. Esta medida busca salvaguardar la autenticidad de un platillo que forma parte integral del patrimonio cultural italiano.
Ingredientes fundamentales y base aromática
El secreto de su sabor característico radica en la combinación de carnes y vegetales cuidadosamente seleccionados. El uso conjunto de carne de res y cerdo, cocidas lentamente junto a cebolla, zanahoria y apio, constituye la base del sofrito italiano o soffritto, clave para desarrollar profundidad y complejidad en el sabor.
- Cebolla: aporta dulzor natural mediante la caramelización.
- Apio: ofrece notas frescas y ligeramente amargas.
- Zanahoria: equilibra la acidez del tomate con su dulzura.
A estos se suman vino blanco seco, panceta, salsa y concentrado de tomate, además de aceite de oliva, sal y pimienta.
Preparación tradicional
El proceso de cocción es lento y meticuloso. Tras sofreír los vegetales en aceite de oliva, se añade la panceta y, una vez dorada, se desglasa con vino blanco.
Luego se incorporan las carnes y los tomates, dejando que el conjunto se cocine a fuego muy bajo durante dos o tres horas.
El resultado debe ser una salsa espesa, donde la grasa de la carne aflore a la superficie sin exceso de líquido.
La pasta ideal: más allá del espagueti
Aunque es común ver este ragù servido con espagueti, la tradición italiana sugiere opciones más adecuadas.
El tagliatelle, con su superficie rugosa, permite una mejor adherencia del ragù, mejorando la experiencia sensorial del plato.
También se recomiendan pastas como pappardelle, fettuccine, garganelli, paccheri e incluso penne, todas capaces de retener la salsa de forma eficiente.
Versatilidad y riqueza culinaria
La salsa boloñesa no solo destaca por su sabor y textura, sino también por su versatilidad. Puede emplearse como base para lasañas, rellenos o gratinados, manteniéndose siempre como un referente de sabor intenso y reconfortante.
Cada elemento que compone esta receta ha sido seleccionado y equilibrado con precisión, reflejando siglos de perfección culinaria.
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